Peña Colorada, un sitio arqueológico que sorprende

Los trabajos de prospección y excavación en el valle de Cinti han puesto al descubierto una larga secuencia de ocupación prehispánica que se inicia en los primeros milenios antes de Cristo, con ocupaciones de cazadores-recolectores.

Peña Colorada, Cam-17 Y Chiquero Loma son sitios con petroglifos que exponen diferentes formaciones rocosas, cuevas y aleros usados por grupos prehispánicos para plasmar mediante la pintura rupestre o el grabado, una serie de figuras y diseños relacionados con su cosmovisión y cultura.

A dos kilómetros de la Hacienda San Pedro Mártir está Peña Colorada, un afloramiento rocoso a 2.525 msnm. Estos petroglifos grabados tienen una cantidad impresionante de motivos orientados hacia el norte, muchos de los cuales se sobreponen. Destacan las representaciones de círculos radiados o soles, cruces concéntricas, triángulos espiralados, cruces con apéndices en los extremos, motivos serpentiformes unidos a círculos que terminan en volutas, grecas o motivos escalonados, espirales y puntos. Entre los motivos antropomorfos se distinguen seres tomados de la mano, muy estilizados y pequeños hombrecitos. Entre los zoomorfos se ven lagartijas, cuadrúpedos y serpientes. Llama la atención representación de hachas, común en el sur de Bolivia.

Estos motivos, que tienen una profundidad de 2 milímetros en promedio, fueron grabados mediante dos técnicas diferentes de ejecución: a través de surcos cuidadosamente labrados por medio de puntos de golpe muy unidos, tal vez inclusive pulidos, y en menor cantidad “punteados” en los que se notan los diferentes puntos de golpe, a veces algo irregulares, con líneas más superficiales y frescas, seguramente de menos antigüedad. Es posible que los grabados hayan estado relacionados con el antiguo camino que comunicaba el valle de Cinti con los valles altos del este y Culpina, debido a que la quebrada del Río San Pedro fue un paso natural hacia esos puntos.

Los grabados rupestres de Peña Colorada fueron descritos parcialmente en una publicación del año 1967 del arqueólogo alemán HermannTrimborn y fueron documentados en 1994 por Claudia Rivera C. (SIARB) y Marcos Michel López quienes registraron 14 paneles.